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El violinista en el tejado y Janucá


Rabino Avraham Shemtov acompañando al Sr. Teodoro Bikel en su encuentro con el Rebe.


Iánkel era un jasid comerciante que vivía en Moscú y venía al pueblo de Lubavitch todos los años para pasar las festividades de Rosh Hashaná y Iom Kipur con su Rebe.


Venía vestido de Jasid, aunque todo el año se vestía al estilo de un comerciante ruso.


Cierto año llegó a Lubavitch vestido de comerciante ruso. “Rebe, no quiero engañarlo,” dijo. “Todo el año me visto como los comerciantes rusos. Quise venir vestido como me visto siempre. No quise seguir engañándolo al Rebe vistiéndome de Jasid cuando vengo de visita.


“Yo siempre supe que te vestías de una manera aquí y de otra allá,” dijo el Rebe con una sonrisa. “Pensé que estabas engañandolos a ellos….”


Una de las obras de teatro que más ha popularizado, tanto real como caricaturescamente, la vida del Shtetl, es sin duda El violinista en el tejado, basada en la obra de Shalom Aleijem, Tevie der Míljiker, o Tevie el lechero.


Las interpretaciones teatrales y cinematográficas han pasado por distintas iteraciones de acuerdo al espíritu de las épocas, adaptando los mensajes para que sean “políticamente correctos”. Seguramente, al cumplirse ahora cincuenta años desde que salió en película por primera vez, se analizarán minuciosamente por los analistas y expertos en Idish, teatro y cine. Hay muchas frases picantes y provocativas que quedaron incorporadas en la jerga y cultura ídish, como, por ejemplo esa pregunta retórica de Tevie: “un pájaro puede enamorarse de un pez, pero, ¿dónde construirían juntos su hogar?”


Quiero reflexionar aquí sobre una palabra en específico que se hizo muy famosa gracias a “Tevie”: Tradición.


¿Cuál es el rol y el valor de la tradición judía? ¿Acaso tiene sentido aferrarse a conductas del pasado únicamente porque así lo hacían mis antepasados? ¿Por qué quedarse amarrado en el pasado y no avanzar, aprovechando las oportunidades nuevas que se nos presentan? La definición de Tevie al respecto no es muy convincente para la mente moderna. Dice no saber cómo empezaron las tradiciones, pero que son lo que nos da claridad en cuanto a nuestra identidad y nuestros roles, y si no fuera por dichas tradiciones estaríamos tan inseguros y estaríamos tambaleando como un violinista en el tejado.


Hubo una época, sí, cuando las tradiciones servían para ayudar a que uno no tambalee en cuanto a su identidad judía; “las cosas son así porque siempre eran así”. Hoy en día no alcanza con este argumento. Vivimos en un mundo en el cual nadie hace las cosas simplemente “porque así se hacía…”. ¿Entonces? ¿Cómo sigue el judaísmo si “tradición” no es una respuesta válida?


La respuesta es que hay que tener claro cuál es el verdadero rol de la tradición en el judaísmo y para qué sirve. Si bien hay costumbres que respetamos por tradición, a veces sin saber su origen, no es la razón por la que cumplimos con la mayoría de las cosas que componen el judaísmo.


¿Por qué comemos matzá en Pésaj? ¿Por qué nos colocamos Tefilín todos los días? ¿Por qué respetamos Shabat? ¿Por ser una tradición?


No.


Comemos Kasher, nos colocamos Tefilín, cuidamos Shabat y comemos Matzá en el Séder de Pésaj, no porque nuestros antepasados lo hacían; fijate que hay muchas cosas que ellos hacían que ya no hacemos hoy en día. No suscribimos a la filosofía Amish. Nosotros hacemos todo lo antedicho porque Di-s nos pidió que lo hiciéramos. ¿Cómo sabemos qué es lo que Di-s quiere de nosotros? Esa información nos llegó por medio de nuestra tradición milenaria ininterrumpida que nació cuando Di-s se nos reveló en el Monte Sinaí y nos entregó la Torá.


El Meir detrás del “Tevie”


Meir Hakohen (Theodore) Bikel [1] fue un actor famoso por el rol de Tevie que jugó en Broadway en más de 2.000 funciones de El violinista en el tejado. Me acuerdo cuando, en 1981, vino a participar en el Farbrénguen [2] celebrando el 80vo cumpleaños del Rebe, que su mérito nos escude. Mi padre lo presentó al Rebe durante un intervalo entre las alocuciones, cuando los presentes cantaban y decían lejaim. “Es Kohen,” dijo el Rebe. “Así que me puede bendecir con Birkat Kohanim” [3]. Efectivamente, el Sr. Bikel prosiguió a bendecir al Rebe con la bendición aprendido en su niñez. [4]


Ese episodio me resultó muy significativo. Todos, cuando ven a Theodore Bikel, automáticamente ven a Tevie. El Rebe ignoró la fachada de Tevie y vio y lo hizo ver al Sr. Bikel, a los que presenciaron el encuentro y a los que se enteran de esa historia que ante todo, después de todo y durante todo es Meir Hakohén. Su verdadera grandeza no radica en su capacidad de asumir y expresar una identidad ficticia, sino en su condición de Kohén y, como resultado de ello, su poder divinamente otorgado de bendecir a los demás, incluyendo al Rebe de Lubavitch.


Creo que estas dos reflexiones nos ayudan a entender lo valioso del aporte del Rebe que tenemos a nuestro alcance. El Rebe nos dio las herramientas para poder entender qué es lo que realmente somos, tanto a nivel colectivo como a nivel personal, y cuál es el rol y la relevancia de nuestras tradiciones milenarias aún —o especialmente— en un mundo tan diferente y de constantes cambios.


En Janucá celebramos la victoria de los macabeos (“Meir Hakohen”) en su batalla contra los helenistas (“Tevie”) de su época. Mientras observamos y escuchamos las llamas de la Menorá, es una gran oportunidad para reevaluar nuestras facetas "Tevie" y "Meir Hakohen" y realinearlas de acuerdo a sus verdaderos roles.


¡Feliz Janucá!


Fuente: Editorial Kesher No. 77. Jabad Uruguay.

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  1. 1924 – 2015

  2. Reuníon jasídica. (Idish.)

  3. La bendición bíblica pronunciada por los Kohanim.

  4. Véalo aquí: www.youtube.com/watch?v=aY7L8z8R_LE​​


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